Desconsolados y sin fe en la justicia de la provincia Monseñor Nouel, los padres del menor de 6 años de edad, lloran la pérdida de la movilidad de varios de sus miembros de su cuerpecito producto de haber recibido un balazo en la cabeza de mano del nombrado Amado Aragonés, quien de manera accidental según alegan testigos alcanzo al menor mientras este jugaba en el patio de su casa.
Julián Emilio Peña Pichardo y Milagro Suriel Hernández, residentes en la comunidad de San Isidro, quienes ya han presentado su denuncia en los organismo judiciales competentes refieren por influencia política los jueces y fiscales de la provincia no han querido escuchar al único testigo del caso el que califican padecer deficiencias de audición para testificar en el hecho de sangre y el que inutiliza al menor en cuestión.
Los padres del menor muestran con lágrimas en sus ojos su impotencia de ver en la cárcel pagando por su salvaje acción al nombrado Amado Aragonés, sindicado por un testigo como el autor de disparar su arma de fuego de manera alegre en un sector habitado máximamente por menores de edad.
Las laceraciones o cuadro medico que presenta el menor de 6 años, luego de recibir el disparo con entrada y salida en su cabez es la perdida del habla, inutilidad en su brazo y pierda izquierda lo que le mantiene postrado en una silla de rueda casi de por vida lo que es lamentado por vecinos y amigos del lugar ante la inteligencia y alegría que anteriormente reflejaba el infante.
Julián Emilio Peña Pichardo, padre del menor refiere que el juez ha rechazado escuchar al único testigo del caso debido a que este es sordomudo al tiempo que rechaza el que se busque un interprete en la materia lo que podría llevarle un poco de tranquilidad a la familia Hernández Pichardo, pues saben que la salud de su hijo al parecer no esta en mano de la ciencia aunque si en mano del poder de Dios.
Otro de los alegatos de rechazo del juez, ha sido que la interprete contratada por los padres del menor herido es hermana del padre lo que al parecer le descarta para subir al estrado como testigo a lo que estos le han solicitados que el estado adquiera a alguien que consideren neutral para que sean los tribunales que determinen el procedimiento a seguir pues cada vez que ve a su hijo postrado en una silla de rueda los pensamientos que le cruzan son los de tomar en sus manos los procedimiento y hacer justicia con sus propias manos.
Mas según afirma, cuando ve caminar por las calles de su sector al hombre que le desgracio la vida a su hijo y a la de una familia humilde la que no cuenta con los recursos para someter al menor a los tratamientos quirúrgico y terapéutico que amerita tan triste situación.
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